sábado, 9 de enero de 2010

Campo Grande - Corumbá - Quijarro - Puerto Suárez - Santa Cruz de la Sierra






















Salimos casi corriendo de Campo Grande hacia Corumbá y también de allí rajamos lo antes posible. Brasil, claro, ya no es como en años anteriores para los argentinos y, de alguna manera, está muy bien que así sea. Nosotros elegimos viajar de noche y pasear por las ciudades de día. Es una forma de ahorrar también, ya que dormimos mientras viajamos.
Así que desde Corumbá salimos hacia la frontera con Bolivia en motos taxi, bordeando el río Paraguay y viendo, allá a lo lejos, ese inmenso Pantanal que mestiza en esa parte del mapa a los dos países.
En Bolivia ya todo es distinto. Son países muy diferentes y eso se ve y se siente tanto en el trato mismo con la gente como en el ambiente, en la basura que se genera en Bolivia y que la gente deja expuesta con harta normalidad en las calles.
Quijarro y Puerto Suárez (el lado boliviano de la frontera con Brasil), podrían ser tranquilamente Ciudad Juárez. Tuve miedo, tengo que reconocerlo. En la frontera nos pidieron coima por no tener un papel que no teníamos por qué tener. Pagamos 50 Bolivianos y ya (algo así como 30 pesos argentinos).
Ingresamos a Bolivia y tomamos un taxi primero a la Terminal de ómnibus (no había pasajes) y después a la Estación Ferroviaria (tampoco había pasajes para el tren). Al no haber pasajes en ninguno de los dos medios para llegar a Santa Cruz de la Sierra, el nivel de paranoia subió considerablemente: estábamos sin boletos en una ciudad que realmente transmite miedo, inseguridad. Pero bueno, Bolivia no es la excepción de Latinoamérica y “todo es solucionable” si se quiere y se cuenta con unos pesos de más. Los mismos despachantes de equipajes nos ofrecieron pagar un poco más caro el boleto (más la propina para ellos), y subir al último vagón del tren de manera ilegal. No nos quedó otra opción que aceptar.
Dos hombres nos llevaron en taxi hasta la próxima estación donde el tren paraba y allí, después de quitarnos los documentos, nos hicieron ingresar al tren. Así que de repente nos encontramos sentados en el tren, rodeados de gente extraña y sin DNIs sin saber bien qué pasaba o iba a pasar con nosotros. Diego estaba nervioso y yo tratando de tranquilizarlo para tranquilizarme también yo que estaba casi como él. (Escribo esto ya después que todo pasó, con mucha tranquilidad y tomando 3 Estrellas: una bebida boliviana que, si lo mezclas con leche condensada, se asemeja mucho al Bailey). Es, si se quiere, un Bailey casero, con 40º de alcohol.
Pasaron unos 40 minutos y vinieron dos hombres con nuestros documentos y a cobrarnos el pasaje. Fue todo muy rápido y los hombres actuaron con toda normalidad. Es, claro, gente que trabaja arriba del tren. Creo que el curro es hasta con el maquinista. En fin, el tren se rompió en la estación de Reboré, donde nos quedamos varados al menos tres horas. Hasta Santa Cruz de la Sierra, el viaje en tren duró poco más de 19 horas. Eso sí, los paisajes son hermosos y, de noche, me sorprendió el contraluz con la luna de una hermosa montaña.
Ahora seguimos. Salimos de este hotel (Hotel Copacabana, económico y confortable), para dirigirnos hacia un pueblito llamado Buena Vista. Allí, dicen, hay un río muy lindo. Allí acamparemos unos días y después nos dirigiremos hacia Villa Tunari. De allí a Cochabamba para ir después a Valle Grande y luego a Samaipata. Es, casi, un círculo el que haremos por estos lugares. Al fin, se supone, podremos acampar…
¡Hasta la próxima!

Matemática (in) feliz







Matemática políticojudicial en Asunción del Paraguay. Matemática del amor también en la Asunción. Matemática de la espera por qué no. Allí estamos. Aquí todavía estamos. Pero de aquí nos estamos yendo.

Me comentó Toriño así por lo alto que un tal Fidel (no el isleño, claro) fue secuestrado y bueno, básicamente no lo devuelven por varias cuestiones. Lo cierto es que el dinero está nuevamente de por medio, y en Paraguay hay tanto dinero como pobreza en sus calles y villas. Así las contradicciones de Sudamérica (ahora, recuerdo a la señora de la librería que me respondió: "No tenemos mapa de Bolivia, pero sí lo que hay mapas de Sudamérica del Sur", ¡ja, hermosa ella la doña!).

Washington Gómez Alcaraz le va a declarar su amor incondicional a María de las Mercedes Estigarribia. Trabajan juntos, quizá. Lo cierto es que él eligió al Ña Eustaquia de calle Palma para decirle de una vez por todas lo mucho que le quiere hacer a ella. Ella se ríe. Yo los miro y me inmiscuyo en sus vidas. Los fotografío ahí. Hago mal, claro. Soy malo, “eso no se hace”, me dice ElDiego. Tiene razón, claro. Pero poco me importa. Esos dos anónimos ahora son míos, están acá, en la cámara y acá, en este blog. Ojalá Dios y la Virgen de la Encarnación quieran que ellos sean felices.

Edmundo Algañaraz espera rascándose la nariz, en una esquina de Asunción, que alguien se digne a comprarle un boleto de no sé bien qué. Es timba, claro. Clandestina quizá, que hay mucha en esta ciudad. Él espera y yo lo miro y Lucas arranca y seguimos hacia el Mercado 4, donde hay muchas, demasiadas cosas para ver y tantísimo más olores para sentir. Todo un mundo. Mundo del que nos estamos rajando.

Enigüei. Esta noche salimos hacia Campo Grande, Brasil. Dice el Google Maps que es la capital del departamento del Estado de Mato Grosso do Sul. Todo eso lo sé ahora recién, y es casual que estemos yendo hacia allí, mientras tendríamos que estar saliendo hacia Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. Pero bueno, es nuestra escala en Brasil antes de llegar a Corumbá, que limita ya con Bolivia, y donde dicen hay mucho agua y un pantanal gigantesco. No lo sé, todavía no llegamos a ningún lugar pero ni bien podamos, actualizamos y ratificamos o rectificamos esta información.

(Gracias Lucas y gracias Laucha y Pati por el aguante, una vez más. Mazzara, qué lindo verte y que no hayas cambiado ni un solo pelo, después de tantos años. Gracias Cala, desde luego Firu, y también Colombia por las risas y gracias a toda la gente calurosa y hermosa de esta Asunción)

Yapiró



Y sí, yapiró la Resistencia que no resiste tanto y nos vomitó y nos expulsó y ahí nos estamos yendo al remil carajo con ElDiego Risas y la guitarrita y el tamborcito y las mochilitas y todito lo que parece que necesitamos. Asunción y todo su calor nos recibió ya ni bien subimos al micro de Don Godoy. Gente hablando en guaraní, en patas, tirada en los pasillos, durmiendo quizás, pensando sino, andá a saber vos que yo me voy a otro lado y no justamente a saber sino más bien a enterarme de qué está pasando en Latinoamérica que, bueno, es justamente esa señora que se ríe y hace chistes inentendibles en un colectivo que todavía no salió...

Ahí nos fuimos, Formosa capital, Clorinda, Falcón y bueno, la Asunción que es un cadalso, que es el averno mismo de cemento.


Tranki Panki

Bueno, vamos saliendo entonces.
Comienza el viaje en plena luna llena.
31 de diciembre de 2009.
Resistencia - Asunción.

Allá vamos, bien vacunados y mal peinados.
pero bien mansitos y muy trankilitos.


NÉIKE! MA

VAMO YA,

VAMOS YA,

VAMONOS YA

¡VAMOYA!





Ensaladilla de ricas palabras.

Y

Respira…

positívate

y ríete de ti toda la vida

Descansa...

Carretera y manta

Tranquilita niña y no pierdas la calma

Que tó llega,

Sólo tarda lo que tiene que tardar

¡Respira!

¡Coge aire!

“La rumba del adiós
y bendita sea esta rumba”

Bueno, así las cosas... nos drink the stick, nos vamos al coño, ya fue, ya está... Salimos con Dieguito Elrisales navegando el Paraguay y después nos unimos a la Reina Diana. Nos vemos en el Tiki Taka quizá... o quiénsabedóndeeh!

¡Ya fue!

hay que hacerle bien nomás y respirar hondo hondo

Hasta la vuelta... que espero que no sea pronto...


Miserable