Entramos al Ecuador por la sierra, aunque todavía hay resquicios de selva en las alturas en esos lugres. Entramos a Zumba, un pequeño pueblo donde afortunadamente pudimos hacernos de nuestros primeros dólares, ya que entramos sin medio verde. Ecuador no tiene moneda propia así que aquí sólo vale la moneda yanqui. Hicimos algo y regateamos lo otro para llegar a la terminal de Loja, donde tomamos otro que nos depositó (así, cual cuenta bancaria) en MachalaEncontramos alguien que nos dijo que vayamos al puerto Bolívar y que de ahí vayamos al archipiélago de Jambelí. Tras 40 minutos en lancha, bajamos en Jambelí junto a Lean y Luciana y encontramos “parchando” a Ezequiel, uno de los chicos de Mar Del Plata que conocimos en Tiquipalla y que estaba en la isla con Gi, su compañera de viaje. No sabíamos que en Jambelí nos quedaríamos más de una semana y que venderíamos tantas, pero tantas trencitas para el cabello… Hay muchas historias para contar de este lugar, pero creo que son dignas de algo más verbal, vivencial.
A Machala fuimos mucho porque entre semana, íbamos a vender a la Univesidad. Los últimos días paramos en el ranchito de Don Ángel, que vive frente a la Uni, así que aprovechamos para vender y hacernos de unos manguitos extras para Guayaquil y la costa del Ecuador.
Guayaquil es la ciudad más poblada del Ecuador y su capital económica, por la importancia de su puerto. La ciudad fue un quilombo: ruidos, luces y todo eso que tienen las grandes ciudades y que nos hacen huir de ellas. Así que compramos material para seguir produciendo y seguimos viaje. En la ruta, un camionero nos llevó hasta Montañita (aunque nosotros apuntábamos a Salinas, una playa mucho más al sur).
con la banda de argentos; Lu, lean y Gi.
Eze preparando la entrada...
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